sábado, 26 de julio de 2008

"Leonel; "el grande"

Ya a los cinco sabía leer, ya siendo un niño su inteligencia le invadía las neuronas de su pequeña cabecita. Su piel disimulaba sus ojos un tanto más oscuros. Sus ojos neutros celaban a su madre, quién esperaba a su cuarto hijo. Siendo aún el más chico de los tres, sus palabras ya sonaban tan justas en el patio de aquel rancho. Rancho humilde de barro, paredes entretejidas de aventuras de niños, de sueños de grandes. Pelotas de trapo a la siesta, para carnaval agua y balde. Después le tocó mudarse, con un gran esfuerzo sus padres construyeron una casa, la misma que fue capaz de albergar a tantos.
La pilcha que vistió también un primo (cómo el tema de la bersuit), las zapatillas hace años estrenadas, y aún, esas ansias de saber quedaron intactas.
Hoy este hombrecito es un hombre justo, un hombre común y corriente, reservado, y manso, es de esos que dicen “take it easy” en el momento justo, es ese que te pide que le laves el auto cuando hace 5 grados bajo cero.
Amigos por doquier, trabajo a la mañana, padel a la tarde, y los sábados a la noche el imperdible asadito con sus camaradas.
El imparcial de la casa, con su indiscutible objetividad soluciona los problemas tal sistema de tres ecuaciones. Hablando un poco ingles, con su adolescencia prolongada, con las tres décadas pasadas y yo, con el orgullo de ser su hermana

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