"Vientos de cambio"

Cuando ya los vientos del sur hartos de empujarme a aquel abismo superficial sin poder lograrlo, y mis piernas aún más cansadas de patear fracasos hasta el portón de casa, mis ojos reconocieron aquel viento nuevo, y me atrajeron tanto sus empujones que terminé por dejarme llevar. Pero sus manos me mecieron, tal cómo a un bebé sus padres, sus ojos me cegaron y sus labios produjeron en mí aquel sabor extraño, aquellas mariposas revolotearon una y otra vez en mi estómago, y el frío desmedido que a la soledad acompañaba dejó de congelar mis mejillas, y congestionar mis pensamientos. Sus abrazos deseaban decirme que me extrañaban tanto cómo yo a ellos. Los miedos corrieron a esconderse y entonces me acordé que ahí estaba, frente aquel hombre huracanado, aquel trotamundos que había deseado romper lo rutinario en aquella madrugada de domingo. Y si supieran tus manos cómo me gustaría que a lo nuevo me sigan empujando, si supieran tus ojos que aún coinciden en los míos…
Es esa capacidad de reír juntos, y de descubrir casualidades, lo que acrecienta las ansias. Y ¿qué importa si nos cuesta un mundo de cosas?, el amor debe costarnos para ser autentico.
Y entonces mientras razono lo irrazonable, mientras siento lo inexplicable, mis ojos se dedican a ilustrarte; perfecto, intacto, tal cómo lo estupefacto de mi estado te recuerda cada noche.
Y una vez más, (borrando aquellos errores estúpidos y con mi mañana en tus manos), sólo se me ocurre amarte…